De entre los numerosos modelos de optotipos existentes, Ulloa Óptico eligió este, que junto a la rueda de astigmatismo (E 65A) y otra escala de letras (E 66A), componían un tríptico montado en una caja de madera, protegidos por un cristal y retroiluminado por varias bombillas incandescentes y que formaban parte del equipo básico de la mayoría de las consultas de nuestro país a mediados del siglo XX. Con el tiempo y por el calor de las bombillas, el papel de los optotipos amarilleaba sin que nadie se preocupara mucho de reponerlo.