En el campo de la cirugía, la experiencia de mi generación ha sido una mezcla de maratón y de carrera de velocidad. Los cambios de técnicas, de instrumental, de hábitos y hasta de escenarios quirúrgicos fueron incesantes.
Cuando yo empecé, aún había quien operaba las cataratas con pinza o con ventosa. Pronto empezamos a sacarlas con crioextracción, por supuesto intracapsulares. La extracapsular, aún sin lente intraocular tardó en llegar y la aparición de las primeras lentes rígidas fue una auténtica revolución, que como todas las revoluciones tuvo sus detractores, incluso entre relevantes figuras de la especialidad. La aparición del faco y de las lentes plegables, fue el final de una larga carrera en la que muchos compañeros se quedaron en el camino.
Aparecieron las subespecialidades porque los avances no eran sólo en la cirugía de las cataratas. El pronóstico del glaucoma y de los desprendimientos de retina mejoró notablemente y con la aparición de los primeros scanner hasta nos atrevimos a abordar con éxito el hasta entonces temible abismo de la órbita.
Porque, además, todos estos cambios habían ido acompañados de la aparición del microscopio quirúrgico, del desarrollo de nuevos tipos de instrumental y de suturas adaptados a las nuevas técnicas. Los cuchilletes eran desechables ¡Ya no había que afilarlos ni tampoco enhebrar las agujas!
Era obligatorio ponerse guantes, batas y mascarillas en los quirófanos, ya no se esterilizaba con alcohol ni con formalina, no se podía fumar en las consultas, las estancias hospitalarias eran cada vez más cortas.
En fin, otra cirugía, mucho más eficaz y más segura. Otro mundo que devoró al que mostramos en esta Sección.
Cada pieza individual contiene un espacio dónde conversar.
Debate con nosotros el contexto e historia de las piezas para arrojar juntos sentido sobre su origen.