Quevedos con diferentes modelos de apoyo nasal, uno de ellos con un cristal coloreado.
Este tipo de gafas tomó su nombre de un retrato del famoso escritor. Se utilizaron mucho en los siglos XIX y principios del XX, sobre todo por clases altas y adineradas, porque los accesorios ópticos no estaban al alcance de cualquiera.
Como su porte prolongado no era especialmente cómodo, todos llevaban una anilla para llevarlas colgadas con una cadena o un cordón.